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Jesucristo en Bluyín y Franela
Domingo, 5/11/2023 Hay momentos en la vida en que sentimos que nada tiene sentido. Es como si estuviéramos sin rumbo. Vamos guiados, como dicen por ahí, por la premisa: “Para donde va Vicente va la gente”, queriendo decir que nos movemos porque el resto se mueve, sin criterio, sin dirección,
sin aspiraciones o expectativas ante el futuro. Si bien es cierto que uno no puede andar todo el día pensando en lo que está por venir, no es conveniente dejar la existencia bajo el direccionamiento del azar. Hay que asumir con propiedad el timón de la vida, enfocarse y planear, en la medida de lo posible y las circunstancias, aquello que pueda planificarse.
El control de nuestro diario vivir debe recaer en nuestras manos; quizás en la niñez nuestros padres ejercían ese rol, pero ya cuando empezamos a tomar conciencia, es menester asumir con propiedad el rumbo de nuestro destino, porque si no, puede ocurrir que cuando llegamos a la edad adulta, ante la no presencia de papá y mamá, entregamos la custodia a los profesores de turno, a los amigos, a la pareja. Dejamos que otros sean quienes tomen las decisiones. No nos hacemos responsables de los actos que ejecutamos, y vamos como un
barco sin vela, dejándonos llevar por la brisa y sin saber exactamente para dónde vamos o qué queremos hacer.
Por supuesto, esto no debe confundirse, y aquí tomo unas recomendaciones del Hermano Alberto Linero, quien señalaba en una oportunidad, que la idea tampoco es “uno creerse tan autosuficiente hasta el punto de cerrarse a escuchar opiniones de los otros”. No. Pero sí tener claro que el peso de las decisiones recae sobre ti; sus consecuencias, son tu responsabilidad. Ahora bien, sin caer en la manía de la planificación exagerada de todo, sí cabe, por ejemplo, tener diseñado un mapa de ruta, lo que se denomina un plan estratégico personal que delinee el camino a seguir, y que evite, en la medida de lo posible, la improvisación, el tener que asumir la filosofía de aquel recordado personaje de una telenovela famosa, Eudomar Santos, quien señalaba: “Mientras vaya viniendo vamos viendo”.
Debemos avanzar en la vida con un puerto claro hacia el cual llegar. Por supuesto, muchas circunstancias son impredecibles; sin embargo, en la medida que evaluemos cada día los escenarios, hay mayores probabilidades de sortear las situaciones inesperadas, y contar o hacerse de los recursos que hagan posible hacer frente a los imprevistos. En todo caso, el plan debe ir acompañado o ser planteado a la luz de la sabiduría divina; esa que proviene del Padre y que está dispuesta a hacerse presente si la pides con Fe, confiado en que todo lo que se pide te será dado, y en ese orden, la claridad de pensamiento, las ideas, los planes, inclusive los sueños, tendrán mayor posibilidad de materializarse a tu favor porque Dios, Jesús y el Espíritu Santo están allí, acompañándote, y dándote el respaldo que necesitas.
Lic. Humberto Luque M. CNP 10.348
humbertoluquemendoza@gmail.com
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