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Opinión
Jueves, 15/8/2024
La palabra Libertad, desde los anales de la historia, siempre ha estado ligada al esfuerzo, el sacrificio; incluso, hasta las últimas y fatídicas consecuencias. Así lo demostraron héroes libertarios, como Ghandi, en la India; Mandela, en Sur África; sin dejar de mencionar a nuestros libertadores, en América Latina, comandados por Simón Bolívar; entre otros ejemplos universales.
A propósito de la incertidumbre que hoy vive el país por el anuncio del presidente del Consejo Nacional Electoral , donde declara presidente electo a Nicolás Maduro, creando malestar a más del 70% de la población venezolana, propiciando la vía judicial para dirimir el asunto; lo que queda es seguir luchando.
La lucha es sinónimo de enfrentamiento, y como tal, amerita una confrontación; bien sea bélica o pacífica. En cada lucha afloran los temores, más aun cuando el contrincante muestra sus garras con suficiente poder para exhibir dominio de la situación. El miedo se acrecienta. No obstante, hay que entrompar' con lo poco que se tenga.
El mejor ejemplo lo encontramos en la historia de Venezuela, cuando fue necesario enfrentar al imperio español para buscar la independencia. Valdría la pena imaginar por un momento a los patriotas tratando de reunirse clandestinamente para programar actividades de protesta contra el rey Fernando VII y sus funcionarios de gobierno, en Caracas. Cuántas carreras tuvieron que dar los integrantes de la Junta Patriótica, tras la vigilancia de los gendarmes que perseguían a los “conspiradores”. Unos tuvieron mejor suerte que otros que cayeron, y hasta perdieron la vida. Pero, seguramente, todos sentían miedo. Pero, al final vencieron.
“El miedo es libre”. Fue una frase que se popularizó con motivo de las protestas a comienzos del siglo XXI. Tal vez haya razón en estos cuatro vocablos, pero no menos cierto es que el miedo es un mecanismo de defensa que, si logramos controlar y dosificar, podría convertirse en una poderosa arma. Algunos lo describen como una emoción muy útil para escapar o evitar los peligros. Entonces, si escapamos del peligro que creemos nos amenaza, surge la posibilidad de pensarlo mejor, apertrecharnos, y volver con mayor fuerza. En ese momento estamos venciendo el miedo.
“Enconcharse” podría verse como una actitud de miedo, pero, si lo vemos como una forma de preservar la integridad física y la vida misma, para volver con mayores ánimos; pues bien vale ausentarse del peligro, temporalmente, porque la lucha siempre seguirá; y la ausencia de un líder será reemplazada por otro.
Con motivo de la convocatoria que hace la máxima líder de este movimiento de cambio, encarnado por María Corina Machado, ahora en compañía de Edmundo González Urrutia, para defender el voto en todo el globo terráqueo, con una Protesta Cívica, pautada para el sábado 17 de agosto, parece brindar la oportunidad para demostrar fortaleza democrática, invocar el espíritu libertario de los héroes de la independencia; y además, para valorar hasta dónde es capaz de llegar el venezolano para defender la causa.
Mientras se mantenga la conducta cívica y pacifista, mientras no se lesionen los intereses de terceros y daños a la propiedad del Estado y de particulares; incluyendo el lenguaje de respeto a la dignidad, la protesta es un mecanismo de soberanía constitucional que recoge nuestra Carta Magna, a la cual debemos lealtad.
Rafael González
rafagonrg@gmail.com