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Camino a la Santidad
Los Valles del Tuy, 18/03/2022 Cuando se habla de personas que la iglesia católica cataloga como santos, tradicionalmente se asume que los mismos son todos personas adultas, es decir, se piensa que solo las personas que tienen una larga vida y por ende experiencia pueden ser santos; sin embargo, en anteriores entregas estos servidores presentaron casos de jóvenes que han obtenido la venia de la iglesia católica, que por su vida de santidad y entrega a los más vulnerables han entrado al catálogo de Beatos o Santos de la mencionada iglesia, tal es el caso de Carlo Acutis, un joven que falleció con tan solo 15 años y que fue beatificado el 10 de octubre del 2020 en Asís, Italia.
En esta ocasión queremos presentarles la increíble historia de un santo del siglo 19, nacido el 2 de abril de 1842 en Riva del Piamonte, Italia, y cuyo nombre era Domingo que significaba “Consagrado al Señor” era el mayor de 5 hijos de Ángel Savio, un mecánico bastante pobre y de Brígida, una mujer sencilla que ayudaba a la precaria economía familiar trabajando la costura para sus vecinos. Desde muy pequeño le gustaba participar y colaborar en la iglesia como acólito y si llegaba muy temprano y la misma estaba todavía cerrada, se arrodillaba y oraba hasta que llegase el encargado de abrirla.
Tan fuerte era la fe del pequeño Domingo que el día anterior a su primera confesión, fue donde su madre y le pidió disculpas por las faltas cometidas durante su niñez, y cuando recibió la primera comunión redactó el famoso propósito que guiaría su vida: “Prefiero Morir antes que Pecar”.
Uno de los acontecimientos que marcó la vida del niño Domingo fue cuando conoció a San Juan Bosco y le pidió encarecidamente que lo admitiese gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres; ya siendo partícipe como alumno del colegio, en cierto momento 2 compañeros de Domingo se disponían a pelear a pedradas, pero gracias a la intervención de Domingo, la misma se pudo evitar, y sus compañeros siempre recordaban este anecdótico momento con gran cariño y admiración.
Con los mejores compañeros del colegio fundó la Compañía de la Inmaculada, un movimiento de jóvenes cuyo fin era ayudar a cumplir mejor sus deberes y a dedicarse mejor a las labores del apostolado; durante su corta existencia existieron muchas otras muestras de santidad, fe, y entrega de Domingo en pro de la propagación de la palabra de Dios y de Jesús en la Eucaristía: estados de éxtasis y meditación profunda, visiones de conversión e incluso por medio de una visión logró llevar a un sacerdote a que administrase los últimos sacramentos a una moribunda, que se encontraba bajo una escalera y nadie se había percatado de su presencia.
En una ocasión, el joven le solicitó a San Juan Bosco permiso para ir a visitar a su madre que estaba embarazada y se encontraba delicada de salud y que la virgen María quería sanarla, cuando llegó la abrazó fuertemente y la besó; cuando arribó el doctor pudo comprobar que la mujer estaba totalmente repuesta de salud y, mientras los vecinos la atendían, le vieron en su cuello una cinta verde que estaba unida a una seda doblada y cosida como un escapulario, este hecho ocurrió el 12 de septiembre de 1856, fecha del nacimiento de su hermana Catalina.
La salud de Domingo siempre fue muy débil, debido a una fuerte y recurrente tos debió abandonar sus estudios y a su adorado mentor San Juan Bosco; estando en su casa, le pidió a su padre que rezara con él y antes de partir a la eternidad le dijo a su padre: “Papá, Papá que cosas tan hermosas veo”, esto ocurrió el 9 de marzo de 1857, cuando cursaba 8vo grado, y 3 meses antes de cumplir 15 años. Este joven estudiante italiano fue declarado Venerable por Pío XI en 1933, Beatificado por Pío XII el 5 de marzo de 1950, y Canonizado por el mismo pontífice el 12 de junio de 1954.
Pidamos a Santo Domingo Savio por la paz en el mundo, por la salud de los enfermos y por la protección de las embarazadas, ¡Dios los bendiga apreciados lectores!
Nicolás Castro, Miguel Palacios
ndcd2406@gmail.com, shjmiguelacios78@hotmail.com