Los tereseños que transitan por las calles, en esta oportunidad, fueron sorprendidos por los parranderos de San Juan; quienes se agruparon para representar a sus sectores donde viven.

El San Juan de Soapire, agrupación con más de 170 años de tradición, lució el tambor “yinca” que, según los sanjuaneros luciteños se remonta al 1730; el cual expusieron en su muestra de cantos y bailes alegóricos al santo.

Por su parte, la agrupación que se identifica como el San Juan de Copita, en honor a la cultura María Martínez, quien vistió y guardo la sagrada imagen desde 1958; llegando a vivir 103 años, hizo gala de los malembes y estrofas improvisadas que cautivaron la atención delos presentes.

Así mismo, la parranda de la “nena” que comenzó como un puesto de comida criolla frente al estadio Martín Rada, en 1990; donde se reunían los comensales a escuchar los ensayos del grupo de tambores que luego se convirtió en patrimonio cultural municipal.

No menos interés mostraron los asiduos a la plaza Bolívar, este sábado 17 de junio, cuando irrumpe a todo gañote las fulías del grupo La Parranda del Pueblo al ritmo de los tambores culo e’ puya, maracas y guaruras.

Tocará a la población creyente de esta tradición seguir las costumbres milenarias, que desde la colonia han practicado cortarse el pelo en la noche del 24 de junio; sí como también las damiselas verterán un huevo en un vaso de agua para ver su futuro amoroso. Y no faltará quien lleve su ramita de ruda detrás de la oreja para protegerse de las malas influencias.

La celebración de San Juan Bautista siempre estará llena de magia y encanto, siempre en medio del éxtasis que provoca el permanente repique de tambores, sin que falte un elixir que eleve el entusiasmo, con frenesí.

Rafael González

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