En el área de los adultos, la gran mayoría eran mujeres, yo diría que el 99% de los pacientes y casi todas padecían cáncer de mama. Una enfermedad silenciosa, una realidad que muchas veces es ignorada hasta que llega a ser dolorosa y más difícil de atacar.

Hoy, mucho tiempo después me toca volver a esos espacios, ésta vez como acompañante de un familiar y el ambiente sigue siendo el mismo. Se respira mucha tristeza, desolación, angustia pero también esperanza y ganas de salir victoriosos de la situación.

Sin duda se viven sentimientos encontrados, hay que tener mucha paciencia, porque debes llegar bien temprano, en una consulta o tratamiento se te puede ir fácilmente el día y salir al final de la tarde. Al principio es desesperante que no se pueda salir rápido del problema, pero después entiendes que todo es un proceso y que hay que tener mucha paciencia para avanzar.

También debes contar con algo de recursos económicos para hacer más llevadera la situación: exámenes y más exámenes, pasajes para el transporte (si vives fuera de la capital, es peor) medicamentos, la alimentación, más medicamentos y algunas cosas más.

En fin, hay que tener mucha fuerza mental y enfrentar con mucha entereza la enfermedad. Por eso es muy importante no echarse al abandono, tener mente positiva y creer en ése ser tan importante que tenemos en nuestras vidas como lo es Dios. La fe mueve montañas pero también te ayuda a superar cualquier tipo de situaciones que se te presentan.

Estar atento ante cualquier dolor o molestia, cumplir con el debido chequeo médico de forma regular y realizarse la autoexploración de los senos ¿Se acuerdan de “Tócate”? Todo esto ayuda a enfrentar la enfermedad a tiempo y poder decir “soy un sobreviviente de cáncer”, amén.

Luis González

lgonzalez1604@gmail.com