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Opinión
Los Valles del Tuy, 12/8/2022 Hostigamiento, allanamientos, encarcelamiento, confiscación de equipos y cierre forzado de emisoras de radio católicas y expulsión de sacerdotes y religiosas son solo una muestra de las situaciones a las que se está enfrentando la Iglesia Católica en Nicaragua en una crisis con el gobierno de Daniel Ortega.
Todo lo antes mencionado se exacerbó desde el año 2018, luego de que retuvieron al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, por colocarse de lado de los pobres y desafortunados nicaragüenses, en medio de sendas manifestaciones populares que se realizaron a lo largo de toda la geografía del país para protestar contra las atrocidades de un régimen que tiene todos los matices menos el de demócrata.
Conflicto entre la Iglesia y el Gobierno
Muchos conservamos en nuestra memoria aquel año 2004 cuando Daniel Ortega pidió perdón a la Iglesia Católica por haber perseguido y expulsado a sacerdotes y obispos durante su primera ocupación del poder entre 1979 y 1990; sin embargo, la paz entre las partes se empezó a resquebrajar en 2014 cuando la Conferencia Episcopal emitió una exhortación apostólica, en la que hablaron sobre la institucionalidad y rumbo del país, lo que habría sacado de quicio a Ortega.
Como mencionamos antes, todo se desbordó con las protestas contra el gobierno en 2018, donde Daniel Ortega alegó que éstas eran un “golpe de Estado promovido por los opositores”. A sabiendas de donde se estaba metiendo, la Iglesia Católica abrió las puertas de sus templos para refugiar a manifestantes heridos; además, el obispo Rolando Álvarez salió en procesión con el Santísimo para pedir que pararan las agresiones durante una manifestación.
Fue entonces cuando Ortega señaló que este movimiento había sido promovido por los obispos, de quienes dijo que eran “cómplices”.
Detención de sacerdotes católicos en Nicaragua
El obispo Álvarez fue perseguido y sitiado luego de denunciar que cinco emisoras de radio católicas habían sido cerradas; además pidió que el gobierno respetara la libertad de culto, luego de que diferentes religiosos fueron hostigados y perseguidos. Fue entonces cuando el régimen comenzó a investigar al obispo por supuestamente ser el responsable de organizar grupos violentos y ejecutar actos de odio para desestabilizar al gobierno.
Por este motivo se encuentra retenido en la curia de la Catedral de Matagalpa junto con otros cinco sacerdotes, tres seminaristas, y dos laicos, sitiados por los policías. A pesar de ello, este jueves 11 de agosto del 2022, luego de ocho días sin ser visto, Rolando Álvarez reapareció en una transmisión en vivo por las redes sociales con una sotana blanca y ofició una misa; además dijo que se encuentran bien.
A este caso se le suma el de un sacerdote de apellido Manzanares, quien denunció en sus redes sociales que le han prohibido salir de su parroquia. “Mis buenos amigos y hermanos, solamente notificarles que la Policía esta mañana me ha notificado que no tengo permiso para salir, no puedo salir a las calles, a procesiones, a actividades fuera del templo parroquial, así que creo que me están vigilando”, dijo el sacerdote.
El triste caso de las Hermanas de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta
El 28 de junio de este 2022 la Asamblea Nacional de Nicaragua disolvió de golpe y porrazo a más de una centena de asociaciones religiosas y laicas que tenían labores en el país. Entre ellas se encuentran las Hermanas de la Caridad, orden de religiosas católicas fundadas por Santa Teresa de Calcuta y que realizaban labores de atención entre los más pobres en Nicaragua.
El Ministerio de Gobernación nicaragüense las acusa de incumplir una ley contra el Lavado de Activos, el Financiamiento al Terrorismo y el Financiamiento a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva. Son tres actividades que los habitantes nicaragüenses no asocian a las religiosas.
Las Misioneras de la Caridad llevan registradas en el país desde 1989 y realizaban labores de asistencia social y refuerzo escolar a niños de bajos recursos. En 1987 Daniel Ortega se reunió con la madre Teresa de Calcuta en un Congreso Eucarístico convocado por la Conferencia Episcopal. Se comprometió a darle todo tipo de facilidades para realizar su labor. Al final no ha sido así. Las hermanas se han tenido que refugiar en la vecina Costa Rica.
¿Quién pierde al final de la historia?
190 ataques a Iglesias Católicas en el país, que incluyen incendios, desvalijamientos, robo de objetos sagrados, sacrilegios al robarse el Santísimo Sacramento, secuestro y destrucción de imágenes de veneración y culto; todo ello promovido y ejecutado por los grupos paramilitares del gobierno de Ortega son una parte de la gran pérdida que ha tenido el pueblo en los últimos meses.
Otro aspecto es el pueblo nicaragüense, que ya ha sufrido bastante los horrores de un régimen violador de Derechos Humanos y de las libertades ciudadanas, la mayoría de estas asociaciones católicas expulsadas y perseguidas por Ortega laboran en comunidades desposeídas, con miles de carencias y el trabajo de las mismas era el de hacer más llevadera la miseria; ahora pierden las ayudas en educación, salud y espiritualidad que les brindaban.
Al final la Iglesia Católica anuncia el evangelio y denuncia las injusticias, es la labor del profeta: anunciar y denunciar, por ello siempre será perseguida por quienes están de espaldas al pueblo.
Fuerza para el pueblo y la Iglesia de Nicaragua.
Nicolás Castro, Miguel Palacios
ndcd2406@gmail.com, shjmiguelacios78@hotmail.com