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Salud Alternativa
Los Valles del Tuy, 31/01/2024 La nariz es un órgano que tiene pertinencia con nuestra relación con el ambiente. Por ella penetra el aire que necesitamos respirar para sobrevivir y percibir los olores que nos permiten detectar e interpretar lo agradable, desagradable o peligroso del ambiente, descubrir el alimento, a otros seres o situaciones, incidiendo incluso en nuestra supervivencia.
Podemos decir entonces que nuestra nariz simbólicamente representa el nivel de capacidad o incapacidad que en un momento dado tengamos para enfrentar situaciones que se pueden presentar a lo largo de la vida, sean de carácter personal o social, así como nuestro nivel intuitivo (“aquí algo huele mal”, “aquí hay algo sospechoso”, “tener olfato para los negocios”, “oler los problemas”) ya que por este sentido detectamos el peligro, a ese posible depredador que nos amenaza y también se reciben los mensajes sexuales. Por lo en la práctica nos exponemos a ser reconocidos y se descubra nuestra identidad, el grado de relación a otra persona, así como aspectos en cuanto a nuestra personalidad, la imagen que mostramos de nosotros mismos, la sexualidad y nuestros niveles de inspiración y espiritualidad.
Son comunes y diversas las condiciones que podemos presentar en nuestro sistema olfativo por lo que dedicaré varias entregas a tratar sobre las más recurrentes, desde las perspectiva que nos brinda la Desprogramación Biológica de las enfermedades.
Pólipos nasales: El pólipo es un tumor benigno que se desarrolla en una fosa o seno nasal y que ocasiona obstrucción en menor o mayor grado en el lado afectado, por lo que su presencia va a disminuir la capacidad olfativa, y precisamente esa es su función biológica: “cerrar esa vía para que nada más pueda entrar por ella”.
Si se sufren de pólipos, en algún momento de la vida se vivieron conflictos que tuvieron que ver con haber “olido algo sucio” y se “tiene miedo por eso que se huele”. Podemos encontrar conflictos antiguos, vividos en la época infantil o de la adolescencia que se percibieron con rabia y miedo, para luego, a lo largo de la vida mantener programas inconscientes de “no soporto su olor”, “para permanecer vivo hay que oler las cosas con anticipación”, “hay peligro en el territorio”, “ronda el depredador”, “¿hablan de mi?”, “¿qué harán a escondidas?”, “¿qué traman?” (paranoia olfativa), “esta situación huele mal para mí” (angustia), “tengo el peligro adelante o alrededor” (miedo / aprensión). Puede haber también un sentido de querer separarse del olor (que no me toque) o lo que pasa es que “como quiero alejarme del mundo a mi alrededor entonces disminuyo mi olfato”.
Incluso el orificio de la nariz en el que se presenten los pólipos nos puede dar señales de la naturaleza de los conflictos que activan la aparición de los mismos. Si es en la fosa nasal izquierda (derecha para los zurdos) encontraremos conflictos de algo sucio que despierta ira, noción de peligro, mientras que en la fosa derecha encontraremos conflictos relacionados con la afectividad, separación de quien o lo que se quiere.
El abordaje para solucionar el programa que activa esta situación pasa por comprender el conflicto presente y el miedo que este provoca, para poder trabajar en revertir su significado. Incluso es probable que el peligro estructurante de ese programa biológico sea arcaico y este asociado a uno que puede haberse originado en vivencias de tu antiguo clan familiar.
En la próxima entrega continuaremos explorando los conflictos que alteran nuestro sistema olfativo.
Este artículo tiene fines informativos. No debe ser considerado como forma de diagnóstico, prescripción o tratamiento médico. Si es de su interés el tema aquí tratado debe antes consultar con el personal calificado.
Rafael EN BIO
rafael.biomagnetismo@gmail.com