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Rosa y sus cosas
Viernes, 27/1/2023 Me encanta leer todo lo que pasa por mis ojos. Desde una servilleta escrita, hasta una enciclopedia; sin importar si está escrito en papel o es virtual, porque siempre consigo alguna información importante o un hecho curioso, esto último fue lo que me pasó mientras leía el cuento de “Los encantos del río Tuy” cuya autoría es del profesor Manuel V. Monasterios, que en gloria esté.
Muchos conocerán que tengo mis orígenes en Los Valles del Tuy, por ende son bastante los cuentos de aparecidos, fantasmas y encantos que rondan en mi cabeza, donde muchas veces el protagonista principal ha sido hasta un miembro de la familia. Hoy les contaré una historia donde el protagonista fue nada más y nada menos que un tío abuelo de mi bisabuela materna. O sea, la santa madre de mi abuela.
Aconteció que por allá, por los años mil ochocientos y algo, el tío abuelo era un famoso pescador en el río Tuy. Su pesca era muy buena, los corronchos más carnosos y grandes los pescaba él, mientras a los otros pescadores se les hacía muy difícil la faena y era poco lo que sacaban en sus redes. Cuando le preguntaban el porqué de tanta suerte, siempre contestaba que era la señora de río quien le ayudaba a lanzar la atarraya y le daba la suerte.
Una vez la bisabuela le preguntó: ¿Quién es esa señora?, solo le contestó que era la mujer más bella que ojos humanos hubieran visto. Tenía larga cabellera negra, de tez muy blanca, llevaba puesta una batola de un color claro, pero desconocido para él y que en varias oportunidades le había invitado a su casa, la cual se encontraba ubicada en una cueva por debajo del río. La familia y amigos le decían que tuviera cuidado porque ese era el encanto del río, pero estaba fascinado con su amiga, la señora del río.
Una vez desapareció por muchos días y cuando llegó, traía con él algunas monedas y prendas de oro que le había dado la mencionada dama.
Contó que lo había invitado a conocer a su familia y había comido con ellos, cosa que aceptó con gusto por lo bondadosa que era con él; una de las mujeres de la familia le dijo que como se le había ocurrido, que el encanto se lo iba a llevar. Posterior a lo acontecido, la señora del río no se le volvió a aparecer, hecho que lo embargó de una profunda tristeza y fue dejando de comer hasta que un día amaneció muerto.
El día del entierro, tocaba hacer un paso de río para llegar al cementerio, mientras lo hacían, el olor de perfume de rosas impregnaba el lugar. Sucedió que al terminar de cruzar el río, los que llevaban el féretro lo sintieron muy liviano y al abrirlo no había nadie, así que lo llenaron con piedras del mismo río, y eso fue lo que enterraron.
Todos en el pueblo comentaban que se lo había llevado el encanto.
Lo mejor de esta historia, es que nunca le pregunté a la abuela como se llamaba el tío abuelo y leyendo el libro antes mencionado encontré un cuento llamado “Leyenda de Macario”, cuya historia no es igual, pero se le parece mucho. Y a esta cierta edad me pregunto: ¿Realmente eso pasó en la familia?, ¿Sería Macario el nombre del tío abuelo?, ¿Fue que la abuela lo inventó para entretenernos? Lo narraba tan sería, que ahora es tan irreal lo que por muchos años creí real.
Ahora no deja de resonar en mi cabeza la frase de un famoso personaje de terror, de origen mexicano y de épocas remotas, llamado el Monje Loco, que reza: “nadie sabe, nadie supo y nadie sabrá”, lo que sí, es que ambas historias son muy buenas, fantásticas y forman parte de nuestra identidad tuyera.
Foto cortesía de "riosdelplaneta.com" - Río Tuy
Rosalinda González
rosalinda2507@gmail.com