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Rosa y sus cosas
Domingo, 6/8/2023 Escribir sobre la conducta humana para alguien como yo, que no soy psicólogo ni nada parecido, es bastante difícil, sobre todo tratándose de que no soy perfecta y solo trato de cumplir los preceptos (bíblicos) para no herir susceptibilidades. ¡Ah!... Pero buena observadora, sí soy, diría que casi en 100 % pues, raramente me equivoco en mis percepciones.
Me gusta detallar y escudriñar ciertos comportamientos que considero extraños en algunas personas, siendo uno de ellos, ese de hacer favores y luego sacarlos de alguna manera. Nunca he podido entender esa conducta y a pesar de las explicaciones que pude encontrar o le puedo dar, sigo pensando que nunca entenderé ese comportamiento.
Hay seres que ven el “hacer un favor”, como un verdadero negocio, lo malo es que no te lo dicen. Hacen pasar los mismos como un acto de generosidad para luego ¡zas! endosarte alguna obligación que nunca aceptaste o simplemente te sacan el favor en cara. Los que se escudan bajo el concepto falso de gratitud, creen que está sobreentendido el compromiso de devolverlos y hasta se molestan cuando aparecen esperando que tú hagas algo por ellos hasta sin pedirlo.
Para el favorecido, esta situación es bastante engorrosa, particularmente crecí con la creencia de que los favores se deben agradecer para el resto de la vida, siendo el punto acá: ¿Hasta cuándo o qué tanto se puede agradecer un favor? No es fácil sentirse presionado ante tal situación.
Otro caso es el de aquellas personas que desean figurar en todo, solo por buscar reconocimiento, estás actúan más por presión social, que con el corazón. Entonces me pregunto:
¿Cuál es la satisfacción que se siente al esperar algo que no es seguro?
Existen personas que se victimizan cuando el favor no es correspondido, llegando a tener una larga lista con los favores que han hecho a los demás y quienes le han correspondido o no, hasta tienen anotados argumentos capciosos donde ellos son las víctimas de los demás.
El hecho de hacer un favor no indica que la persona favorecida queda obligada a devolverlo y más si no es de su agrado. Cuando se hace un favor, lo único que se debe esperar es gratitud y bendiciones, no obligaciones.
Un verdadero favor nace del alma y se hace con amor, cuando se espera una recompensa ya deja de serlo. Porque el pago de un favor, es la satisfacción que se genera en quien lo hace.
De acuerdo a Mental Health Foundation del Reino Unido, afirmó en una de sus publicaciones, que hacer favores ocasiona cambios fisiológicos positivos, aumenta el optimismo, reduce el estrés y ayuda a vivir más, pero también existe un dicho popular que reza: “Que hay que dejarse sacar un ojo, para luego sacar los dos”.
“Si haces un favor, nunca lo recuerdes; si lo recibes, nunca lo olvides”
Proverbio árabe
Rosalinda González
rosalinda2507@gmail.com
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