Esta clásica leyenda, de acuerdo a la literatura oral y folclórica, dice que aparece en regiones como México, Colombia y Venezuela, siendo su origen en el caso de nuestro país en la región de Los Llanos, pero esto último no es exclusivo, ya que puede aparecer en cualquier parte de nuestra geografía. En nuestro caso, específicamente hay una historia sobre la aparición en Cúa de tan nombrado espectro, como fue el caso de un tal Pedrito González (La Sayona en Cúa - Manuel Monasterios - Tucuy), que cerca de las 11 de la noche fue a encontrarse con una muchacha por los lados del callejón de Calicanto, conocido como Los Corrales y se le apareció tan emblemática figura, la cual le hizo compañía mientras se dirigía al encuentro con su conquista, hasta que este decidió salir corriendo. Desde entonces, nunca más le pegó los cachos a la mujer. Pero no ha sido solo esa historia, algunos cuentan que deambulaba en las noches por los lados de Lecumberri, El Condado y hasta en Aparay. Que fueron muchos los don Juanes que, en busca de aventuras, pasaron terribles momentos, así como los conductores que pararon en la perimetral para darle la cola a esa hermosa mujer, que sacaba el dedito para pedir cola, siendo una experiencia tétricamente desagradable al tenerla de frente. Lo bueno para todos aquellos hombres traidores, trasnochados, chismosos y chismosas, es que tan prestigioso espectro también tuvo que emigrar de Cúa, porque el retraso en la entrega de las bolsas del clap, la falta de agua, la desmejora en los servicios públicos, así como el deterioro de las aceras que en muchas oportunidades le provocó una caída le provocaron su huida. Ahora se encuentra en un lugar, donde puede seguir asustando sin que le quiten la saya o la quieran abusar, con buen internet, calles limpias, servicios al día, bastante agua y sobre todo sin mal vivientes a su alrededor.

Rosalinda González

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