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Jesucristo en Bluyin y Franela
Viernes, 22/9/2023 Los tiempos que vivimos están marcados por la agitación, el bullicio, y una necesidad, pareciera irrefrenable, de estar siempre en compañía, rodeados de gente y sin permiso para la interiorización.
La necesidad de estar siempre conectados, siguiendo el ritmo que impone la sociedad, las redes sociales, los influencers, no nos deja espacio para estar a solas con uno mismo. Es como
si temiéramos estar frente a frente con nuestra individualidad.
Hay personas que no soportan ni siquiera por instantes los momentos en soledad. Son incapaces de no estar con alguien a su lado; les hace ruido el silencio, los atormenta la tranquilidad, les resulta intolerable no compartir un momento con otro ser humano. Y es que si entendiéramos que poder compartir un café con nuestro yo, y poder llevar a cabo un paseo por ese mundo que cada quien posee, resulta enriquecedor para poder avanzar en la vida, y nos regalaríamos cada vez más espacios de aislamiento personal.
Un ejemplo de la importancia de tomarse momentos a solas, lo podemos apreciar en el propio Jesucristo, quien en varios pasajes reflejados en los evangelios, se aleja de vez en cuando, generalmente una montaña, a orar. En ocasiones escoge a sus amigos más cercanos, y se retira a descansar, pero es en el silencio donde encuentra el espacio para comunicarse con el Padre. Jesús busca siempre lugares apartados en los que reposar, le agrada el silencio y la soledad, no le desagrada estar solo, busca lugares solitarios y momentos para estar consigo mismo, tal vez para pensar, reflexionar sobre los eventos en los que participaba como protagonista; quizá porque apartado del gentío podía analizarlos con claridad.
La vida cotidiana nos lleva a olvidarnos de quiénes somos. Constantemente estamos agobiados y dejándonos llevar por el ritmo que impone la realidad y el día a día. Las obligaciones, el trabajo, la familia, los amigos, en fin, las responsabilidades, van ocupando cada rincón de la existencia.
Debemos tener claro que en la medida que estemos bien con nosotros mismos, es que podremos servir y conectar con el resto; pero para ello es importante, por no decir vital, reservar un momento a solas. La soledad bien administrada representa el sitio ideal para
hallarnos; no para aislarnos, sino simplemente para afilar la sierra, como diría Stephen Covey. Ese momento reflexivo ayuda a delinear mejor el camino a seguir, a definir mejor cada paso, cada acción a ejecutar.
En los momentos de soledad y en paz, es donde podemos escuchar la voz que cada uno tiene y le dice qué hacer. Es la oportunidad que se nos da para agradecer lo vivido, evaluar lo recorrido, proyectar el futuro; para compartir luego, repotenciados, la vida junto a los seres queridos y los compañeros de jornada.
La soledad es una oportunidad de aprender a disfrutar de nuestro tiempo, y buscar el necesario equilibrio. La soledad representa un espacio de aprendizaje, y el silencio hace posible que contactemos con la paz y la relajación; es allí donde podemos escuchar la voz de la mente y el corazón, y podemos percibir mejor lo que nuestro cuerpo, mente y espíritu requieren para avanzar.
Lic. Humberto Luque M. CNP 10.348
humbertoluquemendoza@gmail.com