Juntos decidieron buscar un lugar especial para enviar las cartas. Llegaron a un pequeño claro en el bosque donde un viejo árbol adornado con luces brillaba intensamente. Allí, ataron sus cartas a una rama, confiando en que el viento las llevaría a su destino.

A medida que pasaban los días, Anya y Nick se volvieron inseparables. Compartían su amor por la música, la lectura y los sueños. Descubrieron que tenían mucho en común y que podían contar el uno al otro.

La noche de Navidad mientras todos celebraban en familia, Anya y Nick se escondieron para admirar las luces del pueblo desde un mirador. Allí, bajo la luz de la luna se confesaron sus sentimientos, se dieron cuenta que habían encontrado algo muy especial entre ambos: un amor puro y sincero.

Al día siguiente, para sorpresa de Anya, recibió una carta... era su abuela; pero no era la que había esperado, ésta era una carta llena de amor y comprensión donde su abuela le contaba que había recibido la carta de Anya y que se sentía muy orgullosa de ella.

Anya entendió que a veces las mejores cartas son la que se escriben por sí mismo y que el verdadero espíritu de la Navidad es el amor, la amistad y la conexión con los demás.

Autora: Génesis Mirabal.

2do año " A".

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