La gratitud es un gesto de amor en sí mismo, porque da la bienvenida a todo aquello que nos llega. Todo, absolutamente todo lo bueno que recibimos y disfrutamos, es motivo de gratitud porque representa un regalo que muchas veces encierra aprendizajes. Una de las cosas que a propósito de la pandemia aprendí, o digamos, he ido incorporando, es el agradecer desde muy temprano a Dios por todas las cosas que recibo. Es un ejercicio interesante que invito a realizar, sobre todo en aquellos momentos en los que optamos por la queja para drenar algún malestar, que generalmente viene asociado a una carencia o falta de tipo material.

Cuando se sienta desdichado por alguna situación y crea que Dios lo ha abandonado, que no le da nada, que lo dejó en el rincón o contra la pared castigado sin merienda ni recreo; en ese momento, justo en ese instante, comience a hacer su pequeña lista de aquellas cosas que tiene. Estoy seguro que la misma, paso a paso, se irá haciendo cada vez más grande. Puede comenzar, por ejemplo, agradeciendo aquello con lo que cuenta o tiene a la mano. Primero, su vida, y dentro de ella, que en sí misma es una gran bendición, podrá por ejemplo evaluar que cuenta con millones de células, tiene órganos funcionando, quizá tiene unos buenos ojos para ver, unos buenos oídos para escuchar, una boca para hablar, una piel que percibe la temperatura del mundo exterior.

Avanzando un poco más podríamos agradecer por unos padres que se unieron y nos trajeron al mundo; que tenemos amigos, familia; que además tuvimos maestros en la escuela, profesores en el liceo y algunos más en la universidad. Quizá contamos con un trabajo formal o informal; tenemos de seguro unas habilidades, dones y talentos únicos que nos hacen especiales…

En fin, cuando uno se sienta cabeza fría a analizar todo aquello que tiene, y de lo cual no caemos en cuenta, nos confrontaríamos con una grata realidad: a pesar de las dificultades o los malos momentos por los que estemos atravesando, tenemos muchísimas cosas por las cuales dar gracias. Si dejamos de poner el foco en aquello que no tenemos, y comenzamos a enfocarnos y agradecer aquellas que sí, nuestra perspectiva cambiará, y diremos con otro aire cuando lo expresemos, que definitivamente somos afortunados y bendecidos por seguir en la jugada del vivir.

Lic. Humberto Luque M. CNP 10.348

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