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Secretos del Hombre Estoico
Martes, 15/4/2025
¿Alguna vez has escuchado hablar del síndrome del impostor? La narrativa popular nos dice que es una batalla interna contra la insuficiencia. Pero, ¿y si esa sensación incómoda no fuera un síntoma de falta de confianza, sino una señal de algo más profundo en el vertiginoso mundo de la educación online?
Llevo más de ocho años inmerso en el sector de la educación online, un campo que experimentó una explosión tras la pandemia, impulsado por la omnipresencia de las redes sociales y el consumo de información fragmentada en plataformas como TikTok, Instagram y YouTube Shorts. En este tiempo, he sido testigo de un amplio espectro de situaciones: desde expertos que emergen de la noche a la mañana hasta individuos que han construido una marca en torno a la educación digital, solo para ver su reputación desmoronarse a causa de la arrogancia y la falsedad.
Muchos de estos autoproclamados "expertos" acompañan su estrategia de marketing con una dosis de soberbia y pretensión. Si bien esta táctica puede funcionar a corto plazo, la realidad siempre termina por alcanzarlos. He observado cómo figuras se posicionan rápidamente en la cima, solo para presenciar el derrumbe de su credibilidad con la misma velocidad. Su error fundamental: la arrogancia.
Este ecosistema digital está repleto de personas que anhelan enseñar sin haber dedicado tiempo a aprender, que buscan erigirse como expertos sin haber recorrido el camino necesario. ¿Por qué entonces tantas personas experimentan lo que se conoce como síndrome del impostor? La respuesta, en mi opinión, es simple: porque, en muchos casos, son genuinamente impostores. Están intentando proyectar en internet una imagen de algo que aún no son. Buscan atajos, intentando saltarse la fase crucial del aprendizaje para asumir directamente el rol de maestro, cuando su lugar todavía está en la etapa de alumno.
La sabiduría popular nos dice: "Enseña algo en lo que ya tengas experiencia". Y comparto plenamente esta idea. Sin embargo, la realidad es que un número significativo de personas se inclina por lo que está de moda o lo que promete mayores beneficios económicos, y es precisamente ahí donde se gesta el problema. Pretenden instruir sobre temas en los que aún no han obtenido resultados tangibles y, para compensar esta falta de fundamento, se ven obligados a maquillar su éxito. Fabrican una autoridad que no pueden respaldar con hechos, y tarde o temprano, la verdad inevitablemente sale a la luz.
Para ilustrar este punto de forma más tangible, imaginemos que mañana decidí lanzar un curso sobre crianza de nietos... cuando ni siquiera tengo nietos. ¿Cómo podría ofrecer enseñanzas sobre algo que no he vivido en carne propia? Solo la idea me produce una sensación de impostura. Y aquí reside la clave: si aspiras a enseñar algo, el primer paso es hacerlo. Sumérgete en el proceso, ensúciate las manos, acumula experiencia real.
El verdadero problema no es el miedo a que los demás te perciban como un fraude. Es el temor a confrontar la realidad de que aún eres un estudiante en ese campo. La gente tiende a rechazar la idea de ser principiante porque implica reconocer que su nivel actual dista de la excelencia deseada. Pero, ¿Qué hay de inherentemente negativo en esto? Es perfectamente válido no destacar al principio, siempre y cuando no se intente simular una maestría inexistente.
Si te encuentras en la etapa de aprendizaje de algo nuevo, permítete la libertad de no ser competente inicialmente. Esta situación no será permanente. Con dedicación y esfuerzo constante, mejorarás progresivamente cada día. Con el tiempo, tu desempeño alcanzará un nivel aceptable, luego bueno, y finalmente, con perseverancia, se convertirá en algo extraordinario.
Este camino de crecimiento es inevitable y requiere ser transitado en su totalidad. Sin atajos ilusorios. Sin pretensiones vacías. Solo a través del trabajo constante y la acumulación de experiencia genuina.
Así que, desecha la etiqueta del síndrome del impostor si lo que sientes es la punzada de la inautenticidad. En lugar de librar una batalla interna contra ti mismo, enfócate en construir una base sólida de experiencia. La verdadera confianza no se finge, se gana paso a paso.
Acéptalo y continua ...
@adogel
Adolfo Gelder
adogel@gmail.com