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Jesucristo en bluyin y franela
Jueves, 24/8/2023 En días recientes, conversaba con personas cercanas sobre el reto que implicaba actualmente el ejercicio de la paternidad. Y, efectivamente, es así: todo un reto. Hoy día debes lidiar con la propia exigencia de llevar el sustento al hogar, y de sembrar valores como el respeto, la solidaridad, la honestidad, en contracorriente con otros contrarios que se transmiten o se venden como “los correctos” en esta sociedad en la que nos desenvolvemos.
El reto entonces no es solamente cumplir con la responsabilidad de mantener o apoyar económicamente el hogar. No. Debes conectarte además con tus hijos desde igualmente los valores como el respeto, la honestidad, y, por supuesto el amor, sin que ello implique nublar tu capacidad de ver y apreciar defectos y virtudes de tus hijos para poder apoyarlos aún más en su proceso de desarrollo.
Ahora bien, ante todas las incertidumbres y retos que ponen sobre el tapete los tiempos que corren, sería conveniente tomar modelos que nos den luces. En ese orden, tratar de imaginar a Dios, independientemente de que se crea o no en él, o en un Ser Supremo, valdría la pena revisar las escrituras para identificar algunos “patrones de conducta” interesantes que hablan de su rol como papá, y que nos hacen referencia al amor (más allá del enfoque sentimentalista o romántico); entrega incondicional, justicia en el accionar, que no tiene nada que ver con castigos y represalias sino más bien con esa necesidad que nos hace evidentes a través de la Ley de causa y efecto, y que invita a aprender de los errores, las caídas y los tropiezos.
Ser papá hoy día lleva implícita una dimensión polifacética. La de guía, compañero, consejero, y, por supuesto padre, que debe ser equilibrada con la firmeza a la hora de ejercer ese rol. Sin embargo, se dice fácil, pero no lo es, porque ninguno asiste a un curso para entrenarse en esas funciones. Por más que lo intentes es un reto; debes lidiar con cada experiencia nueva que exponen los hijos en su devenir vital. ¿Qué nos queda? Interpretar las señales, buscar información, entregarse a la aventura, comprometerse con la crianza, con todo y sus riesgos; disfrutar la osadía; llorar de impotencia; reír de alegría, pedir ayuda a Dios para que nos llene de sabiduría y poder desempeñar “el cargo” de la mejor manera.
¿Lo haremos bien? Quién sabe. Sólo el tiempo lo dirá. El final del trayecto ofrecerá un resultado. Lo único que nos queda es ponernos los zapatos de goma, el bluyín y la franela, para cargar, abrazar, corregir, soñar, reír, llorar, y en fin, para conjugar todos aquellos verbos que se manifiestan en nuestra relación y conexión con esos privilegios que Dios, o la vida, nos entregó como responsabilidad, como oportunidad, como regalos. Al final del día, los que somos padres, somos bendecidos, y las bendiciones no se cuestionan, simplemente se agradecen, y se disfrutan.
Lic. Humberto Luque M. CNP 10.348
humbertoluquemendoza@gmail.com