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Rosa y sus cosas

El espanto de la vuelta de La Uverita

Los Valles del Tuy, 4/2/2023 La Uverita es actualmente una barriada popular en el municipio Tomás Lander, del estado Bolivariano de Miranda, se encuentra ubicada a un lado de la carretera Ocumare-Cúa, en el sector conocido como La Colonia Mendoza y en el período precolombino fue habitado por tribus de cazadores y recolectores.


Con la llegada de los colonizadores españoles, estos encontraron que todo estaba hecho. O sea, había grandes cultivos y como la población nativa no opuso resistencia, los susodichos colonizadores se asentaron cómodamente en esas tierras para disfrutar de lo allí encontrado.


Recordemos que en los tiempos de la colonia, no existían los bancos y las personas adineradas generalmente guardaban sus bienes en cofres de madera, que posteriormente eran enterrados en algún lugar para no ser objetos de robos.

Les cuento que algunos de mis antepasados vivieron por los lados de Barrialito, zona muy cercana a La Uverita y contaban que salía un muerto, justo en la parte conocida como la vuelta de La Uverita. Justamente allí, en esa vuelta, mucha gente que subía o bajaba muy tarde de la montaña le salía un espanto, el cual describían como un español vestido con ropas de épocas pasadas, quien ofrecía un tesoro a todo el que por allí pasaba, fracasando su solicitud, porque al que le presentaba, simplemente salía corriendo y no esperaba que tan generoso espanto terminara dicho ofrecimiento.


Más ese no fue el caso de un tal Jesús María, quien era conocido como Jesús Mariíta, quien le hizo una invitación a un amigo para ir a conversar con el espanto y sentirse envalentonado. Puestos de acuerdo, esperaron a que cayera la noche, se tomaron unos traguitos para animarse y se fueron a tan macabro encuentro.


Una vez en el lugar, tuvieron que esperar un buen rato, ya que tan amable aparecido, no “aparecía”. A punta de la medianoche se escucharon pasos y el crujido de hojas secas, los valientes amigos se pusieron alerta ante el mismo.


De detrás de un árbol, se le apareció un tipo de rasgos españoles, con vestimenta de colonizador, el color de su rostro era de un verde muy pálido, traía una ceja arqueada y todo polvoriento. Los amigos quedaron impávidos, pero podía más la codicia que el susto.


El primero en hablar fue el difunto, les preguntó si querían el entierro de morocotas de oro y joyas, para quien le sacara de pena, el cual estaba oculto en un punto muy cercano. Por supuesto, Jesús Mariíta con voz un poco temblorosa pero firme, le dijo inmediatamente que sí.


El mencionado espanto les dijo que se trataba de un intercambio, que tenían que ir tres personas a sacar el entierro, pero una se quedaría a cambio. Les dijo la fecha y la hora en que los esperaría para tan terrible aventura.


Jesús Mariíta le dijo que allí estarían el día y a la hora pautada, mientras, el amigo lo que hizo fue sudar y quedar completamente mudo cuando el ente comenzó a desvanecerse hasta desaparecer por completo. De retorno, el amigo le preguntó si realmente iba a regresar y Jesús María le respondió: ¡por supuesto! y no se preocupe por la tercera persona, que ya tengo vista a la negra Teodora, esa es la sirvienta de mi casa, es muy fea y no tiene familia, así que nadie va a estar pendiente. Esa es la buena pal cambio.


Al siguiente día habló con Teodora y le dijo que los acompañara para que sostuviera la lámpara mientras desenterraban el tan codiciado tesoro, a cambio le daría una parte a lo que asintió porque vio en ello una manera de desligarse de esa familia.


Llegado el momento, los tres aventureros fueron al lugar y encontraron que el espanto les esperaba con una gran sonrisa porque esa noche lo sacarían de pena.


Les indicó el sitio, y antes de tener una hora cavando se divisó el cofre, a Jesús Mariíta se le pusieron los ojos como par de paraparas. Lo sacaron, lo abrieron y dentro había cualquier cantidad de joyas y morocotas, de repente comenzó a temblar y por estar tan cerca del hueco el que cayó fue Jesús Mariíta, cerrándose a la velocidad de la luz, quedándose con todo el amigo y la negra Teodora.


La última en ver al amigo fue la negra Teodora, porque tomó su parte y no volvió al pueblo, pero la negra llegó a la casa, recogió todo y nunca más la volvieron a ver. Solo se supo que había abordado un barco hacia Europa.


El dinero en el mundo estará siempre mal distribuido, porque nadie piensa en la manera de distribuirlo, sino en la manera de quedárselo”. Noel Clarasó Daudi


El nombre de los personajes han sido cambiados para proteger su identidad.


Rosalinda González

rosalinda2507@gmail.com

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