Las dimensiones del tumor nos orientan en cuanto al momento e intensidad en el que se vivió el conflicto desencadenante del mismo, el que fue vivido en términos de "porquería" y como algo indigerible. Nos encontraremos con eventos como enojos, peleas, ira, negocios, herencia, traiciones o decepciones financieras, difamación malintencionada, jugarretas y demás acciones viles e innobles. Podemos encontrar traiciones o situaciones que pueden haber sido vividas de forma repetitiva o cíclica, lo que ha ido "colmando el vaso".

La localización del tumor nos brindará más información sobre el conflicto. En el colon ascendente buscaremos situaciones generadas por ascendentes (padres, abuelos, jefes, autoridades). Si se presenta en el colon transversal nos enfocaremos en identificar traiciones o afrentas hechas por colaterales (hermanos, primos, socios, compañeros) y si se ubica en el colon descendente procuraremos reconocer la desvergüenza o vilezas provenientes de descendentes (hijos, sobrinos, empleados). Situaciones todas estas que internamente no quiero perdonar y me las guardo, por lo que no "puedo expulsar el pedazo".

En el caso de ubicarse el tumor en el recto nos encontraremos con un conflicto de identidad, vivido desde lo femenino. Hablamos de no sentirse reconocido(a) en la familia, no saber o tener claro qué lugar ocupa o cuál es su sitio. Probablemente se habrá vivido una mala situación en el territorio, haciendo que la persona se sienta como si estuviera "entre dos aguas", por lo que no sabrá quién realmente se es en casa, la familia o el trabajo.

No olvidemos que en esencia el síntoma no es más que una solución que ha buscado tu biología para prolongar tu existencia. El mejor apoyo que le puedes dar a tu proceso de sanación pasa por cambiar el enfoque que le das a lo que te sucede. La importancia real que tiene esa situación vivida no es más que la que tú mismo(a) le permites que tenga. No hablamos de negar el poder o dolor que pueda tener una traición o ese evento que te afecta. Se trata de decidir qué hacemos con esas vivencias, con el nivel de profundidad que tiene, pero con la capacidad de sumarla al acervo de las experiencias y aprendizajes. Dejemos de lado las culpas y enfoquémonos en dejarlas atrás junto a esas vilezas recibidas.

Ese nuevo alimento emocional, con la adecuada nutrición y el tratamiento que recibas de tu médico especialista, seguramente te llevarán a prevenir o superar esta condición.

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Este artículo tiene fines informativos. No debe ser considerado como forma de diagnóstico, prescripción o tratamiento médico o psicológico. Si es de su interés, el tema aquí tratado debe antes consultar con el personal calificado.

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