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La historia poco contada
Charallave, 23/03/2022 Esta es la historia poco contada de "Los Tres Chorros", una pila de agua con características muy parecidas a las que existieron en casi todos los pueblos de Venezuela…, “Los Tres Chorros” fue una de las pocas pilas de agua que existieron en Charallave.
A principios de 1900 estaba ubicada en plena Calle Real o Calle Principal, justo al lado de lo que es hoy la Tasca La Locha, pero solo imaginemos por un segundo, cuántas historias trajo consigo esta pila de agua de “Los Tres Chorros”, los hombres y mujeres con sus guindas a los hombros, para llevar el preciado líquido para sus casas, por cierto, que esa agua venía de la cristalina y para muchos “medicinal” Quebrada de Charallave…
Cuentan que al entonces presidente de la república, Cipriano Castro, quien sufría de una afección estomacal, alguien le recomendó tomar el agua de la quebrada de Charallave, porque según algunos coterráneos, “dizque era medicinal”, pues el presidente Cipriano Castro en su desesperación por curarse, no dudó ni un momento en esa recomendación, a tal punto que comenzó a venir con mucha frecuencia a Charallave a consumir “el agua medicinal de la quebrada de Charallave”, y según, se curó definitivamente del mal que padecía, y en agradecimiento a este hecho, ordenó la construcción del acueducto de Charallave enviando en 1906, los tubos y demás implementos para la acometida correspondiente.
No fue sino durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, que se logra culminar este acueducto bajo la dirección del Ingeniero Avelino Fuentes, el 24 de abril de 1911.
“Los Tres Chorros” pasó de ser la pila de agua más importante de Charallave, para convertirse en un lugar de tertulia obligada, ya que mientras los pobladores esperaban que se llenaran de agua las latas de manteca o los cántaros galvanizados, para colocarlos en sus guindas, más de un patiquín enamorado lanzaba su ramillete de piropos a las encantadoras y muy bellas mujeres charallavenses, o retumbaban con uno de esos comentarios pueblerinos como este por ejemplo: “fulana se fue con fulano” o “perencejo se fue a temperar a Los Teques y no se llevó a la familia” o aquel más picantoso, “¿sabes quién salió embarazada?, pues figúrate, fulanita de tal, y tan mosquita muerta que se la daba”…
Y por supuesto, de ese ir y venir de nuestra gente a la pila de agua “Los Tres Chorros”, surgieron compromisos importantes con sus consecuentes matrimonios y por ende el aumento progresivo de nuestra población, la misma población que calmó su sed durante muchas décadas, tomando el agua cristalina, y para muchos “curativa”, de muchas de las pilas de agua que existieron en aquel viejo Charallave, como la que estaba ubicada en la cercanía del Templete, o aquella otra, justo en la entrada de Barrio Ajuro, o en la siempre recordada y muy pintoresca Pila de Agua de “Los Tres Chorros", que sin duda alguna, pasó a formar parte de nuestra cotidianidad, pasó a formar parte de las vivencias diarias de nuestra gente, de aquella gente que escribió con su quehacer diario, nuestra sencilla historia, una historia que ha permanecido quizás en el letargo, “una historia poco contada”, de aquel Charallave de antaño.
Juan Quintana
juanjquintanag@hotmail.com